El Scouting tuvo su estreno la semana pasada con Senna Agius, y en este segundo artículo nos centraremos en Máximo Martínez Quiles. El joven murciano nunca ha dejado indiferente a nadie, y es que mentiría si dijera que no es una de las mayores proyecciones actuales del motociclismo.
Máximo comenzó sus andanzas de la forma más común en España. Campeonatos regionales, autonómicos y nacionales de mini motos, donde sin duda destacó. El siguiente paso fue la MiniGP, las copas precedentes al gran escalón. Ahí, fue campeón de España y de Europa, en 2019 y 2018 respectivamente. Gracias a esto, comenzó su andadura en los circuitos de carreras permanentes.
Ya en 2019 probó suerte en el ESBK, en la categoría de Moto4, donde fue bastante regular y consistente. Su mejor resultado esa temporada fue un quinto puesto en el circuito Ricardo Tormo de Valencia. Sin embargo, en 2020 llegaría su primera gran actuación, cuando mantuvo una lucha titánica con otra joven promesa, Brian Uriarte. Máximo fue finalmente subcampeón, después de una recta final mucho más consistente por parte de Brian.

En 2021, tras mostrar una buena progresión, llegó con tan solo 13 años a la European Talent Cup, el verdadero trampolín. La ETC es probablemente el mayor filtro del motociclismo actual, y si un piloto logra pasar airoso por él, e incluso hace buenas actuaciones, es bueno tenerlo en cuenta.
El caso es que Máximo fue para aprender, y terminó dando cátedra. El joven piloto, en ese momento del Team Laglisse, no hizo otra cosa que ganar el campeonato. En su primer año. Sin ninguna duda, no fue solo la consecución del título, sino la madurez que demostraba durante las luchas en grupo, que bien es sabido que en estas categorías son complicadas. En la última ronda, en Valencia, el murciano logró ganar la primera carrera, y se permitió el capricho de rodar en solitario en la última batalla del año, puntuando lo necesario para lograr la corona.
2022 fue otro año de retos para él. Ahora era la referencia de la ETC, ya que por la edad mínima, no puede subir a una Moto3 hasta el año 2024. Pero las cosas no empezaron todo lo bien que quiso, sumando dos ceros en la primera ronda del año. Esto le obligó a remar a contracorriente, y pudo terminar el año en la cuarta plaza. El otro reto al que tuvo que enfrentarse, fue su debut en la Red Bull Rookies Cup, pero tampoco le impresionó.

En su primera clasificación, en mojado, y con su nueva moto, hizo el segundo mejor tiempo. El resto del fin de semana no pudo asomar demasiado la cabeza, pero cumplió con creces. Pero no acabó aquí, en su cuarta carrera, ganó, y al final del curso, sumó tres victorias, y otros cuatro podios. Todo ello para ser tercero en la general, una auténtica barbaridad.
En cuanto al pilotaje de Máximo, es claro que tiene una gran capacidad de adaptación, pero sobre todo, una gran capacidad para gestionar las carreras, tanto desde atrás, como en los puestos delanteros. Lo que más destaca en su forma de pilotar, es la gran frenada que realiza, siendo capaz de atacar el vértice sin complicaciones, y mantener la línea interior al máximo. Esta buena capacidad de hacer un paso por curva tan rápido, le ha permitido no solo ganar carreras en el último momento, sino que también le ha ayudado a salir de situaciones complicadas.
La última fue este pasado fin de semana en Estoril. Salía desde la última fila de la parrilla, y además tenía una Long Lap como sanción. Aún así, Máximo fue capaz de terminar en cuarta plaza, en una carrera que sobre todo estuvo marcada por el ritmo, y no las luchas en grupo.
Ahora, Martínez Quiles debe ser paciente, y mantener su gran capacidad de adaptación y pilotaje, que le vendrá genial en cilindradas mayores. Este año ha sufrido algunos problemas, pero aún así es claro favorito, tanto en la ETC con el Aspar Team, como en la Rookies Cup.
